He perdido vista, pero parece que no me pasa a mi solo, la semana pasada se pasó por el taller Juan Carlos Estruch ha pagarme unos trabajos con un talón, pero cuando fue a ponerse sus gafas descubrió que las habia olvidado en la tapiceria.
- Anda Pedro, dejame la lupa esa que tienes por ahí, que me he olvidado las gafas.
Fue una anecdota graciosa porque despues me pidió que revisase el talón.
- Pues devuelveme la lupa que yo tampoco veo nada.
Juan Carlos soltó una risa y yo repasé el talón, de la misma forma que repasé las medidas de la chaise longue de diseño que me habia encargado otro cliente con la misma lupa.
Me las apunté con boli y fui sacando las plantillas tanquilamente, pensando en la lupa y en la chanza con Juan Carlos, pero realmente no todo era decadencia ni decrepitud con esos años que ibamos cumpliendo, al tiempo estabamos ganando en experiencia y en profesionalidad, en aplomo y en calma, en vision del trabajo, por eso el diseño de la chaise longue fue fluyendo al ritmo de la musica y al son de la sierra de cinta, al son de la cepilladora y al de la grapadora, mientras sonreía y me imaginaba que la chaise longue, sin el respaldo bien podría pasar por un aereodeslizador de esos que se usan en los humedales norteamericanos, aunque después, cuando la vi asomar por la puerta del taller mas parecía un buque o un submarino..., en todo caso una espectacular chaise longue de diseño.
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