Una tela de verduras, otra con tramas muy cercanas a las raffias, circulos de colores y rayas que recordaban a las interferencias en la televisiones de los años setenta..., un atrevido collage para un timido Topolino, para un silloncito de orejas que durante decadas ha cobijado a las personas mayores comodamente.
Un sillón que siempre encontraba su lugar en las pequeñas salitas, cerca de la mesa centro o cerca de los ventanales y miradores. Se contemplaba entonces la vida a otra velocidad, con ojos viejos y sabios que comprobaban que la vida se repetia, que los vecinos envejecian y que dejaban su lugar a sus propios hijos o a los de los nuevos vecinos.
Se observaba desde el acogedor Topolino, mullido y adaptado a los viejos huesos y a las carnes marchitas, a los recuerdos que iban y venian mientras los ancianos y ancianas dejaban reposar la cabeza contra la oreja tapizada con telas de verduras o con terciopelos verdes..., y muchas veces con cierto temor a no despertar y otras con el deseo de volver a dormir para soñar con aquella juventud perdida, para recuperar los animos y las ganas de volver a retapizar el viejo sillón o para visitar a Julio Pardo buscando ese nuevo sillón o un nuevo sofá, incluso puede que alguna butaca repleta de torneados o una de esas mecedoras de madera curvada que se balanceaban dejando escapar unos quejidos que recordaban el crugir de las cuadernas de lo viejos veleros.
- Hay que repararle el asiento de rejilla -apuntó Julio.
- Ya, ya...., no estaba pensando en eso ahora mismo..., los vencejos ya estan aquí... -murmuré finalmente.
Si los vencejos hablaran.....(mira, ya está ahí otra vez, pio, pio,con la cámara en mano, pio) :-)
ResponderEliminarEva, sabes perfectamente que yo creo que si me reconocen.....,¿sabes...?, el año pasado haciendo fotos a las golondrinas volando a ras del cesped, una de ellas me rozó el codo cuando remontó el vuelo..., ¡¡¡¡ fue alucinante...¡¡¡¡¡
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