Pilar apareció sobre el asiento trasero de una pequeña scooter pilotada por su hija menor. La niña lucía una cintura al aire, estrecha y fragil como la de la libelula mas delicada y Pilar sonreía desde la belleza de la madurez y de la ilusión de empezar a amueblarse a su gusto el nuevo piso.
- Hola Pedro..., ¿te acuerdas de mi...?.
En esos momentos no la recordaba, aunque su rostro me era familiar, pero al poco rato de estar charlando y cuando conseguí alejar mis ojos de la cintura imposible de su hija, logré saber quien era.
Me preguntó si tenía algun catalogo de los sofás que hacia, le dije que no, pero que se comprase algunas resvistas de decoración y que me dijese cual le gustaba.
- ¿Y me lo haces...?.
- Claro, mujer..., -respondí volviendo a echar una mirada furtiva a Sara- pero siempre que sean tapizados, si son de madera vista ya se me salen fuera del alcance.
Pilar sonrió, volvió a montar en la scooter y su hija giró el puño del gas con decisión y habilidad...., pero volvieron y Pilar me señaló un modelo muy retro, un modelo muy vintage sacado de entre las paginas del numero de noviembre de la revista AD.
- ¿Que te parece, Pedro..?.
- Es todo un clasico de aquella época, solo que al ser curvo tiene mas clase y distinción...., se puede hacer.
- Vale..., pero lo necesito esta semana para que los tapiceros lo puedan acabar..., ¿podrá ser...?.
- Podrá ser.
Y ayer por la tarde, el modelo se proyectó fuera de las paginas de Architectural Digest y se fundió entre las vetas de los tablones para volver a resurgir entre los dientes de la sierra y entre las cuchillas de la universal, después las manos fueron ensamblando todas las piezas y torneando las patas para que pudiera posar bajo el intenso sol del medio día otoñal, un sol que se elevaba poco y que heria las pupilas al llenarlo todo con una luz cegadora.
- ¿Y me lo haces...?.
- Claro, mujer..., -respondí volviendo a echar una mirada furtiva a Sara- pero siempre que sean tapizados, si son de madera vista ya se me salen fuera del alcance.
Pilar sonrió, volvió a montar en la scooter y su hija giró el puño del gas con decisión y habilidad...., pero volvieron y Pilar me señaló un modelo muy retro, un modelo muy vintage sacado de entre las paginas del numero de noviembre de la revista AD.
- ¿Que te parece, Pedro..?.
- Es todo un clasico de aquella época, solo que al ser curvo tiene mas clase y distinción...., se puede hacer.
- Vale..., pero lo necesito esta semana para que los tapiceros lo puedan acabar..., ¿podrá ser...?.
- Podrá ser.
Y ayer por la tarde, el modelo se proyectó fuera de las paginas de Architectural Digest y se fundió entre las vetas de los tablones para volver a resurgir entre los dientes de la sierra y entre las cuchillas de la universal, después las manos fueron ensamblando todas las piezas y torneando las patas para que pudiera posar bajo el intenso sol del medio día otoñal, un sol que se elevaba poco y que heria las pupilas al llenarlo todo con una luz cegadora.
Eres como un genio de la lampara. La gente pide un deseo y tu se lo concedes.
ResponderEliminarEl sofá es precioso.
Un saludo
Que bonito comentario, Dana,me encanta la metafora del genio y la lampara....,aunque a veces la lampara parece apagada, como si el genio estuviese escondido dentro de esa tetera prodigiosa.
EliminarDe verdad, genial!!! y además, es un sofá grande... Un buen sofá! Merece un buen tapizado.
ResponderEliminarEnhorabuena!!
Abrazos!!
Hola Marga, el sofacito es clavado a los de aquellos años, pero tienes razón , es bastante grande y acogedor. Por cierto, tengo pendiente pasar a ver esa vuelta al mundo de la mano de Blasco Ibañez.
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