A veces uno desea callar, agachar la cabeza y desaparecer como un eslizón entre la maleza, o como una rana entre las remansadas aguas de los arrozales.
A veces los ánimos se van al fondo y uno no tiene ganas de escribir ni de ver, no tienes ganas de sentir, tan solo anhelas que llegue la noche para dormir y olvidar durante el sueño todo eso que durante el día te aplasta, pero al final ocurre algo que te obliga a hacer eso que te gusta hacer, a contar tus vivencias, a hablar de alguien..., y hoy quiero hablar de Francesc Ruiz, un tapisser de la terra, que hace unas semanas me encargó la replica de un sillón basculante y giratorio. Una pieza muy especial recuperada en un rastro y que Francesc queria relanzar.
Y esta mañana he conducido hasta Sueca, hasta unos de esos pueblos valencianos de la Ribera Baixa, planos y rodeados por arrozales infinitos, envueltos por esas tablas de aguas mansas, que el viento de levante suele rizar y que según pasan los meses se vuelven verdes con los brotes del arroz, después el color de las pajas tras la siega los vuelve marrones y tristes, llegan las quemas y culmina todo ese proceso que forma parte de la vida y de la sangre de estos valencianos que hablan con dulzor y que aman su tierra y sus costumbres por encima de todo.
Francesc es uno de ellos, uno de esos hombres que sienten el arrraigo de la tierra y de los origenes y que se sienten plenos con su familia, con su trabajo, con el sol del mediterraneo y con esa luz que siempre inunda a estas poblaciones costeras.
He observado desde la ranchera los campos de arrroz y no he podido evitar recordar mi infancia junto a mi padre, las jornadas de pesca en el Perellonet o en la Albufera, mis correrías entre los juncos y los carrizos, el olor de la harina de maiz mezclado con aceite de higado de bacalao, el olor de las carpas o de la llisas, el olor del salitre.
Se lo contaba a Francesc y él sonreía en su despacho mientras yo observaba una foto colgada en la pared.
- ¿Quien es...?, ¿tu hija...?.
- No, es la meua dona.... -ha contestado en un valenciano puro y dulce, lejos de las normalizaciones y de los academicismos artificiales que los burocratas de la lengua han impuesto por la fuerza- aixo es en el Senegal, en un viatge que varem fer per nostre conter.
Francesc confiesa que le gusta observar a las otras culturas, sus costumbres, sus habitos..., de la misma forma que él conserva la querencia por los caballos de tiro y arrastre, entonces ha sido cuando le he encontrado el sentido al forcall que habia visto por uno de los rincones de la tapiceria. En ese momento he asociado los caballos a los arrozales que araban, que trillaban, que volteaban los fangos, que cargaban con la siega..., las esencias del campo valenciano, el tiro y el arrastre, la comunión plena entre el hombre y su tierra, entre el trabajo y el pan, entre el esfuerzo y la cosecha.
De vuelta a Valencia he descubierto que necesitaba cambiar de aires, me he sentido bien y he sonreido al recordar cuando una muchaca risueña y simpatica ha saltado sobre el cuello de Francesc y lo ha envuelto a besos....., era una de hijas y me ha parecido conmovedor, la muchacha no ha tenido el menor reparo en abrir sus sentimientos y emociones ante un desconocido como yo.
Información sobre las fotografias.
La preciosa foto del arrozal en Sueca es de www.eduardonave.com
Y las del tiro y arrastre de
javibenedito.blogspot.com
Casi se nota el viento que mece el arrozal. Alguna ves necesitamos una imagen un olor un color para volver a tiempos atrás y sentirnos como entonces.
ResponderEliminarUn saludo
Dana, que comentario tan acertado, yo no era consciente de que necesitaba hacer esa visita y salir de mi rutina, fue breve pero me gusto.
EliminarEstás hecho todo un poeta Pedro. Que entrada mas bonita para remover los sentidos y dar un giro a los sueños.
ResponderEliminarSaludos amigo
Clara,la que escribe poesia y reflexiones eres tu....., ¿ o es que esa partida de canicas no era poesia...?. Pues si clara, este post hablaba de un tapicero, pero de su interior y de sus sentimientos. De la tela y la madera, ya hablaremos otro día......., y un abrazo, Clara.
EliminarCercanía, calor, humedad de campos de arroz, ironía, sudor, pasión, poesía en acción. Sólo falta por citar el almuerzo ;.) que seguro dará mucho que hablar. Y abandono ya está rima, que se me ha contagiado la poesía que tu post destila!
ResponderEliminarDesde luego, mira que sois "largas" las feminas que recalais por aquí..., claro que habia almuerzo, pero ,me volví justo cuando a Francesc le sonó el aviso en el movil, el "aviso del esmorsarrrrr....".
EliminarY nunca dejes de rimar, niñaaa.....¡¡¡¡¡¡
qué post más bonito !!
ResponderEliminarGracias Carolineeeeee.......¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
EliminarLo has bordado Pedro.Texto,fotografías...he podido viajar por esos arrozales,hasta creo que me ha picado algún mosquito...aunque nos hemos quedado con las ganas de ver el taller.Quizás en otra ocasión...
ResponderEliminarun abrazo
Oscar,escribí este post a "toro pasado",a parte la semana pasada fue muy dura,me arrastré como una culebra moribunda,ahora no es que las cosas hallan mejorado, pero me encuentro con algo mas de animos, bueno y por eso no hay fotos del taller,en este caso nave con maquina para enfundar cojines, con maquina para cinchar los sofás, con maquina para rellenar cojines y pesarlos, con taller de esqueletaje propio, con apartado de soldadura donde Francesc hace sus prototipos de patas metalicas...., este hombre es un crack..¡¡¡¡¡¡, por cierto, es muy tipico que cuando viajas a estas marismas regreses a casa con unos 5000 mosquitos estampados en el morro del coche, je, je, je.
EliminarMe encantó este post, Pedro. Las imágenes son espectaculares y el relato, como siempre, delicioso... Me quede con ganas de volver a visitar la Albufera y leer "La barraca" o volver a ver la película.
ResponderEliminarAbrazos!
Marga, este post fue escrito "in extremis" al final de una semana aciaga y triste. La visita a Sueca valió la pena, conocer a Francesc y a su familia, valió la pena........., y si, esos ambientes hablan de novelas, de vidas, de barracas, de tierras robadas a La Albufera para cultivar..., esencia de esta tierra de la que me confesaste, estar enamorada.
EliminarBeesooss..¡¡¡¡