Cuando dejamos de soñar se puede decir que
empezamos a morir, a dejar de imaginar, a dejar de sentir, a dejar de
emocionarnos y a dejar de impregnar a los objetos con parte de nuestra vida y
de nuestra energía.
Yo aún sigo soñando, pero de la misma forma que sueño y me quedo en la
inopia, a veces me veo envuelto en pesadillas que me aplastan y que me reducen
a un ser casi miserable y del que empiezan a aflorar sus peores rincones.
Y no, los sofás no sienten nostalgia, carecen de esas emociones que nos
hacen tan humanos, tan apasionados o tan viscerales…, pero como se que debo
seguir soñando, si no quiero acabar encerrado en mis pesadillas, volví a
sonreír cuando vi que otro sofá hecho por mi padre regresaba al taller de manos
de otro cliente. Aunque, cuando lo miré de cerca, vi que algunas de las marcas
eran mías, las letras y las llamadas parecían tener mi trazo, mucho menos
vistoso y artístico que las de mi padre, pero ahí estaban.
- Vaya, parecen que los sofás tienen nostalgia de este taller –murmuré
cuando me asomé a la Caravelle de Ángel.
- ¿No me digas que lo has hecho tú…?.
- Yo o mi padre, es un Arizona, estuvo muy de moda hace unos diez años,
hicimos bastantes.
- Pues la clienta quiere otro pero de 1.90 y con el respaldo cinco
centímetros mas bajo.
Mi padre era meticuloso y amaba
su trabajo, él si que era capaz de impregnar cualquier esqueleto, cualquier
sofá, cualquier mueble que saliese de sus viejas manos. Era tan preciso que
examinando las gastadas plantillas del Arizona, Ángel y yo descubrimos que ese
sofá era un modelo especial para José Luis, un tapicero de Moncada que nos lo
pedía con el reposabrazos cortado en media luna y más alto de respaldo.
Satisfacer a la clienta fue fácil, las plantillas que hizo mi padre ahí
estaban para que yo pudiese seguir trabajando, casi como si él aún estuviese
por allí.
Al día siguiente, se pasó por el taller Jesús, otro tapicero ya jubilado,
un hombre alto, de barba blanca y elegante. Le conté la anécdota y me dijo,
tocándome el hombro.
- Ese es tu padre…, que desde arriba te sigue ayudando.
Tiene que ser emocionante encontrarte con la obra del Padre, seguro que habrá más ;)
ResponderEliminarUn saludo Pedro.
Si que lo es, Tapestry y si encima te pilla un poco ñoño...., pues mas. Y si, seguro que durante algun tiempo mas iran volviendo por el taller, ¿será por nostalgia del Padre...?.
EliminarAveces, parece que los objetos antiguos, también, tienen emociones y memoria. Nos gusta creer que nos las transmiten y nos relacionan con el pasado, con lo imaginario y hasta con el "más allá". Lo cierto es que llegamos a desarrollar emociones hacia los objetos, hasta quererlos, sin un motivo preciso.
ResponderEliminarA todo eso que comentas me referia, Marga,no sabemossi existe ese "mas allá" pero si sabemosque podemos crear sensaciones con nuestras emociones, por eso esos objetos nos afectan y motivan,en el fondo son espejos de nuestros deseos.
EliminarCuando uno trabaja con amor a lo que hace, deja impregnada esa pieza.Tambien es sugestión, pero sé que algo de eso hay.Yo tengo la sensación de dejar una carga emocional.Creo que ya lo hemos hablado.Entiendo que puedas ver a tu padre al ver los detalles de como se hizo.Y recrear el pasado.Como si fuera la memoria de un olor.saludos
EliminarApreciado Pedro, supongo que soñamos para contrarrestar las odiosas pesadillas que tenemos a veces....y luego durante el dia miramos a nuestros animalillos, que tenemos la suerte de tener en casa y pensamos "que bien duerme,seguro que sus sueños no son tan complicados como los nuestros"....
ResponderEliminarSegurisimo que tu padre te echa un cable cada vez que entras al taller!!!!
Un saludo y feliz finde!!
Kat, ya te he contado alguna vez que los "findes" duermo entre perros,Cecil y Piper, en mi cama,Mia en la de al Lado,Norton en el sofá. Mas deuna vez escucho a Mia medio ladrar y removerse, se que sueña y sueña con que persigue conejos o a las ardillas. La intensisad de esos momentos irrumpen en su sueño como lo hacen en los de Norton, también le observo y veo como mueve los dedos, como articula sus largas patas....., todos soñamos y casi que vivimos soñando. Ya lo sabemos, si no dormimos, morimos y si no soñamos la realidad nos aplasta.
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